Roberto nació en Santander en 1971. Dos constantes son las que aparecen en su carrera profesional: la innovación y la gestión de equipos.
Licenciado en Filosofía y Letras (1992), en la especialidad de prehistoria, inició los estudios de doctorado investigando el arte rupestre paleolítico. Por entonces se veían las primeras conexiones a internet en los centros de investigación y, “cacharreando”, publicó una web sobre una de sus líneas de investigación. Esa web le permitió entrar en contacto con la empresa japonesa Texnai, que por entonces desarrollaba hardware y software para difundir conocimientos sobre arqueología a través de realidad virtual fotográfica. Ese contacto se convirtió finalmente en un trabajo financiado por el Gobierno de Japón consistente en una especie de “street view” del arte paleolítico. El trabajo se publicó en 2003 y obtuvo el premio nacional de edición universitaria.
En 2002 cambió de aires y puso en marcha lo que con el tiempo se convertiría en un referente estatal en movilización de viviendas vacías: el programa Bizigune. Esa etapa profesional le permitió descubrir que, además de la innovación y la gestión de equipos, le atraía trabajar en algo que mejorara la vida de las personas.
En 2014 fundó la inmobiliaria Etikalia, tras descubrir que desde el sector privado también se podía conseguir un impacto social positivo. Etikalia tenía muchos ingredientes para fracasar: abrir una inmobiliaria no era lo más “popular” en plena burbuja y eso de la ética y el no ánimo de lucro sonaba a frikis. Sin embargo, ha funcionado. Como innovación ha introducido la gestión profesional del alquiler como herramienta preventiva del conflicto. Desde la observación de que la gestión del alquiler de viviendas suele hacerse de una manera amateur, con los resultados conocidos de impagos e incumplimientos, Etikalia propone que la mejor forma de obtener buenos resultados es a través de la gestión profesional del alquiler.