Ingeniero Mecánico y Máster en Ingeniería Industrial por la Universidad de Navarra. En 2004, año de su incorporación en Tecnalia, cursó los estudios de Ingeniería Biomédica en la Technical University of Munich (TUM), finalizando en 2007 en el Brain Computer Interface Lab (Laboratorio de Interfaces Cerebro-Ordenador) del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.). En 2011, obtuvo el título de Doctor en la Universidad de Tübingen (Alemania), donde comenzó a trabajar como investigador postdoctorado y después pasó a ser líder del grupo Neuroprosthetics en el Institute of Medical Psychology and Behavioral Neurobiology en la misma universidad.

A sus 34 años lidera el grupo de Neurotecnología en la División de Salud de TECNALIA, cuyo objetivo es la creación de nuevas tecnologías con potencial de transferencia a la industria de los dispositivos médicos y del desarrollo de nuevos sistemas de interfaces neuronales como soluciones a problemas de funcionalidad por enfermedad o accidente. Comparte su residencia en Donostia-San Sebastián con la de Tübingen (Alemania).

Cuenta con más de 37 publicaciones en revistas indexadas, siendo él mismo, primer autor de 5 artículos. Además, ha presentado 15 artículos en conferencias peer-reviewed y coorganizado cinco congresos internacionales en el campo de la neurotecnología.

Es socio honorario de la Italian Neuroaesthetics Society, miembro de la Society for Neuroscience, de la IEEE Biomedical Engineering Society y el representante de la iniciativa europea COST Action European Network on Robotics for Neurorehabilitation.

En 2014 le otorgaron el Premio Walter Kalkhof-Rose-Gedächtnispreis que le clasificó como uno de los mejores investigadores jóvenes de Alemania, premiando el trabajo realizado en los últimos años para rehabilitar a pacientes paralizados por un ictus.

En 2015 recibió, como mejor trabajo de ingeniería en jóvenes investigadores, el premio Julián Sanz del Río y el Franz Gesternbrand Award de la Federación Mundial de Neurorehabilitación.

Desde sus inicios se ha centrado en investigar cómo rehabilitar a pacientes paralizados por ictus. En 2008 en el laboratorio en el que trabaja, una mujer con el brazo inmovilizado lo pudo mover unos milímetros. Una distancia enorme que abre una puerta a la esperanza para personas paralizadas por un ictus o por esclerosis lateral amiotrófica que no han conseguido mover su brazo en muchos años..